lunes, 16 de febrero de 2009

Las respuestas del inconsciente

En su libro “Sueños, Símbolos Religiosos del Inconsciente”, muy interesante por cierto, James Hall habla sobre imágenes que aparecen en los sueños y parecen relacionarse con un sentido religioso. Hall analiza a lo largo del libro, a partir de múltiples experiencias con sus pacientes, si la naturaleza de esas imágenes es puramente psicológica o si se podría tratar de verdaderas manifestaciones divinas.

Es interesante que estas imágenes pueden corresponder a la tradición religiosa específica del soñador o presentarse contenidos propios de otras tradiciones que muchas veces son desconocidas para el paciente, tales como dioses mitológicos o personajes de culturas antiquísimas con las que el soñador muchas veces no ha tenido contacto. Por otro lado, es posible que el inconsciente escoja imágenes seculares para transmitir un sentido religioso en los sueños. En fin, como siempre el tema es complejo e inagotable y de nuevo cada caso es único.

Frente a esto último, Hall hace una crítica sobre diversas teorías y abordajes que existen a la hora de trabajar con los sueños en terapia. Aunque estoy de acuerdo con él en la mayoría de sus planteamientos, se refiere específicamente a la imposibilidad de hacer preguntas al inconsciente y esperar que el sueño nos dé una respuesta. Este autor argumenta que los sueños no pueden ser tratados como un servicio de información que responde a preguntas cotidianas, y que si así fuera existirían muchos más millonarios y corredores de bolsa que los que existen en la actualidad.

Es en este punto donde no estoy de acuerdo con Hall, porque me parece que su comprensión de esta posibilidad es bastante limitada al reducirla a la idea de preguntarle al inconsciente cuál es el número que va a ganar la lotería o cuáles acciones van a subir en la bolsa de Nueva York.

Gayle Delaney, psicóloga estadounidense, ha trabajado durante años la técnica a la que llamó Incubación de sueños. Lo que Delaney propone es que, en efecto, podemos formular preguntas a nuestro inconsciente antes de dormir y obtendremos respuesta a ellas por medio de los sueños, principal medio de expresión del inconsciente. Obviamente desde un punto de vista reduccionista esto sería absurdo, pero no lo es cuando entendemos que no se trata de preguntas cotidianas ni ligeras las que se espera que se planteen. En los sueños, el inconsciente nos habla sobre nuestro estado psíquico actual y la manera como se está dando nuestro proceso de individuación.

De hecho, frente a preguntas superfluas y una actitud consciente poco reflexiva, lo más probable es que el inconsciente ejerza una función compensadora y muestre al soñador la importancia de dar espacio a una visión más trascendente y profunda de su vida.

Sin embargo, sabemos que el inconsciente no habla el mismo idioma que la conciencia y es por eso que es difícil entender los sueños, como lo había comentado en un post anterior.

Obviamente no se trata de hacer una pregunta y esperar que el inconsciente responda con un Sí o un No, o un “es propicio continuar intentando” o ese tipo de respuestas que salen en las galletas de la fortuna chinas… El inconsciente se expresará con las imágenes y símbolos que le parezcan los más adecuados para transmitir al soñador la respuesta y, como también había mencionado hace unos meses, es necesario entender el mensaje según el contexto de cada soñador.

Pero tampoco se trata de desmoralizar a nadie pensando que sólo con años de terapia y por medio de la acción de un analista erudito se comprenderá el significado de estos mensajes oníricos. Estoy convencida de que el inconsciente no crea sueños que el soñador no esté en capacidad de entender.

En el libro “El Mensaje de los Sueños”, Delaney explica de una manera muy clara cómo aplicar la técnica de incubación de sueños y entender el significado de las respuestas a las preguntas que formulemos.

Aunque no voy a describir acá la técnica en detalle, porque la idea es que quien esté interesado lea el libro, en resumen se trata de formular una pregunta clara sobre un tema que realmente esté presente en ese momento de nuestras vidas, escribirla en nuestro cuaderno de sueños y dormirnos repitiendo la pregunta y pensando que soñaremos con la respuesta y que recordaremos el sueño vívidamente al despertar. Por supuesto, como con todos los sueños, se recomienda escribirlo al despertar, aunque su contenido parezca extraño y muchas veces sin relación con nuestra pregunta. Generalmente la respuesta está allí y repasando los elementos del sueño se hace clara.

Es importante decir que la técnica probablemente no funcionará de inmediato, y como todo lo relativo al autoconocimiento, implica un entrenamiento y seguir determinados pasos para lograrlo. Esto puede tomar algún tiempo, pero siguiendo las recomendaciones de Delaney se puede lograr desarrollar esa maravillosa herramienta para encontrar en el inconsciente respuesta a interrogantes importantes en nuestra vida.

Una paciente mía que tenía varios trabajos al mismo tiempo y trabajaba 14 horas diarias recibió una nueva oferta de trabajo que, según ella, podría realizar en paralelo a sus otras obligaciones laborales. Para ella, eso mejoraría su situación económica, por lo que estaba considerando aceptar esta nueva ocupación. Le sugerí analizar si realmente valía la pena adquirir otra responsabilidad como esa y si era lo más conveniente en ese momento de su vida.

Durante la siguiente semana a la sesión ella incubó un sueño con la pregunta:
¿Me conviene aceptar esta nueva oferta de trabajo? Esa noche tuvo el siguiente sueño:
“Estoy en mi apartamento. Veo que llegaron los recibos para pagar los servicios del mes. Abro la cuenta de la luz y veo que el valor es diez veces más alto que el que normalmente pago. Pienso que es absurdo y que esa cuenta ¡no tiene sentido!”

En este caso la respuesta del sueño es casi literal. El inconsciente le está diciendo a esta paciente que está gastando mucha más “energía” de lo normal y que este gasto es desproporcionado. En el sueño aparece el simbolismo de la cuenta de cobro, como una imagen de que ese desgaste tiene un precio.

A partir de este sueño la paciente no sólo no aceptó la nueva oferta de trabajo sino que organizó su tiempo para trabajar menos horas diarias, entendiendo que realmente su situación económica era buena y que no necesitaba desgastarse tanto.

En el libro de Delaney hay decenas de ejemplos de la aplicación de la técnica por lo que recomiendo leerlo, porque realmente pienso que da herramientas para comprender el significado de los sueños y para tener una relación más “cercana” con el inconsciente.

Sin embargo, quiero recordar que se trata sólo de una de muchas técnicas posibles para comunicarnos con nuestro inconsciente. Los sueños espontáneos, quiero decir, los que soñamos cada noche sin realizar ninguna pregunta o utilizar ninguna técnica específica, generalmente tienen información valiosísima sobre nuestro proceso psicológico.

Obviamente la incubación de sueños no es algo que se haga todas las noches ni mucho menos. Es más bien una herramienta reservada para momentos de decisiones importantes, crisis o problemas que parecen no tener salida. Muy diferente todo esto a la visión reduccionista de pensar que el inconsciente nos contestará qué ropa debo usar mañana o qué peinado me queda mejor.

Pero más allá de esa discrepancia con la crítica de James Hall a la incubación de sueños, obviamente también recomiendo leer “Sueños, Símbolos Religiosos del Inconsciente”, para tener una mirada más comprensiva del lenguaje de nuestro inconsciente y de las posibilidades infinitas del simbolismo de los sueños que, según mi opinión y experiencia, también pueden responder preguntas.