miércoles, 16 de febrero de 2011

El curador eternamente herido

Después de tanto tiempo sin escribir puedo hacer el siguiente balance: muchos temas pendientes y una sola culpa verdadera. Así que para demostrar que no se me ha olvidado el blog ni mucho menos, comencemos por una reflexión que me ha rondado bastante últimamente.

El mes pasado di una charla sobre el tema del inconsciente familiar (sobre el cual tengo pendiente escribir un post, que seguro no será tan apasionante como el tema), presentando un caso muy interesante en el que la herencia de patrones y los mandatos familiares inconscientes se hacen muy evidentes.

Me gusta presentar casos y no quedarme sólo en la teoría porque me parece que permiten entender de una manera más práctica y no tan abstracta como lo sería una discusión puramente teórica. Pero además de esta ventaja, el uso de casos tiene otra característica importante: los asistentes tienden a identificarse y comienzan a generar sus propias reflexiones y asociaciones.

Además de aportes teóricos muy interesantes del público, que por cierto asistió a la charla presencial o virtualmente, recibí algunos comentarios más personales de asistentes que me aclararon no ser psicólogos ni tener ninguna relación con la profesión, excepto por su interés personal. Una persona se acercó al final y me dijo que definitivamente nada sucedía por casualidad porque su caso particular tenía mucho que ver con el presentado y que había entendido cosas de ella y de su familia que nunca antes había visto, “era lo que necesitaba oír”.

Hago aquí un paréntesis que me parece necesario. Es importante tener en cuenta que los seres humanos tendemos a asociar con nosotros mismos cualquier tipo de explicación que parezca autorizada sobre el comportamiento en general. Como advertía mi profesor de psicopatología en la universidad, es importante entender el tema como externo para verlo en toda su complejidad, porque si no, a punta de descripciones clínicas, la mitad del curso iba a salir convencida de que era esquizo-paranoide, sin serlo (al menos en la mayoría de los casos :) ).

Pero más allá de este paréntesis, este tipo de reflexión personal no suele suceder cuando nos quedamos presentando como psicólogos para psicólogos (y caben en medio de esta frase muchas otras conjunciones posibles cambiando el para por: ante, con, entre, según, etc.).

Aunque la discusión académica es fundamental como parte de nuestra formación y desarrollo profesional, mi impresión es que a veces nos quedamos sólo en ese nivel, usando términos técnicos propios de nuestra especialidad, dirigiéndonos a otros especialistas y olvidando muchas veces que el estudio de la psique, en toda su complejidad, se nutre de toda experiencia y comprensión de lo humano.

A los psicólogos nos tachan muchas veces de inaccesibles, y no niego que algunas veces existen razones para creer que es así. Sin embargo, desde mi punto de vista, parece inaccesible cualquiera que no puede (¿o no quiere?)comunicar su mensaje de manera sencilla pero profesional.

No sólo los psicólogos tenemos ese problema, médicos y abogados sufren de las mismas acusaciones, sin mencionar muchas otras profesiones.

Espero que se entienda aquí que me estoy refiriendo a un nivel de comunicación comprensible de la teoría, sin caer por supuesto en la absoluta banalización de la psicología como sucede en las figuras del amigo consejero o el espantoso doctor corazón, personajes que parecen sacados de una parodia cómica y que desafortunadamente son bastante frecuentes en los diferentes medios de comunicación, lo que le hace un enorme daño a nuestra profesión.

Pero en el otro extremo, hay que decirlo, muchas veces se convierte en un símbolo de estatus el manejar un vocabulario técnico y especializado para públicos que no lo son, lo que le muestra al paciente o al espectador, sea cual sea el caso, “Yo sé más que usted”, posición arrogante que hace parte de nuestra imagen como profesionales.

No nos olvidemos del arquetipo del curador – herido, personificado en la figura de Quirón, el último centauro, herido sin cura por la flecha de Heracles. En una relación paciente-analista, este arquetipo se hace presente en cada uno pero de una manera unilateral, es decir, el paciente asume el lado herido y en el analista recae el curador. Pero, como dijo Jung, sólo cuando el analista reconoce su propia herida el paciente puede constelar su curador interno.

Entonces ¿qué aporta quedarnos con nuestro estatus arrogante desde nuestro saber sobre la psique?

Por mucho que sepamos seguimos sabiendo muy poco del enorme misterio de lo humano.

Pero una cosa sí es clara, querer mantener un estatus a punta de lo que creemos que sabemos es un indicador evidente de que no sabemos nada. El curador, sin saberlo, seguirá herido para siempre.

sábado, 30 de octubre de 2010

La vida es sueño

En nuestro mundo moderno vivimos una especie de escisión entre lo que es real y lo que no lo es, en medio de una ilusión en la que el mundo externo y el mundo interno están claramente separados y diferenciados. Los eventos que suceden en nuestras vidas nada tienen que ver con nuestra psique y mucho menos existe una relación entre ellos. La realidad externa ocurre por sí sola, mientras nuestros pensamientos, sensaciones e intuiciones se crean a partir de un proceso completamente interior.

Nada más lejano de la realidad… creamos lo externo a partir de nuestro mundo interior, y este, a su vez, se recrea a partir del mundo externo. Como dijo Calderón de la Barca la vida es sueño.

Los alquimistas lo llamaron Unus Mundus: todo lo que ocurre afuera tiene un correspondiente interno y todo lo que ocurre adentro se refleja afuera.

Vivimos con una idea limitada de que nuestra realidad externa tiene que cambiar para que todos nuestros problemas se resuelvan. Pero lo externo no cambia mientras no existan condiciones interiores que lo permitan.

Muchas veces me encuentro con pacientes que vienen a terapia contando que normalmente no sueñan o no recuerdan ningún sueño. Algunos de ellos, la mayoría en mi experiencia, comienzan a soñar prolíficamente al comenzar su proceso analítico. Pero otros continúan sin soñar. Con estos últimos pacientes, las herramientas de técnicas expresivas pueden ser de enorme utilidad, pero lo que más me ha funcionado en estos casos es mantener una mirada simbólica de su realidad. A pesar de no soñar, las situaciones de su vida se muestran como claras manifestaciones de su mundo interno, su psique se muestra en el exterior ya que no se expresa en contenidos oníricos.

“Salimos de una fiesta y mi novia había tomado demasiado. Como yo no tomo decidimos que yo conduciría su carro y la llevaría a su casa. Pero cuando íbamos por la calle, como a las 3:00 a.m., tuve un momento de confusión y simplemente no sabía qué tenía que hacer para frenar el carro… casi me choca un taxista y tuve que esquivar un poste para no chocarnos de frente con él… no sé qué pasó, simplemente no sabía cómo frenar…”

Este es el relato de un paciente que vivió esta situación recientemente. No es la primera vez que conduce el carro de su novia. Sin embargo, hubo un momento en el que no sabía qué hacer para frenar, poniendo en un enorme riesgo sus vidas y las de otros…

Este no fue un sueño, fue un evento de la vida despierta, pero su lenguaje simbólico es evidente. La novia de este paciente a pesar de estar cerca de los 30 años, vive de sus papás porque abandona todos los trabajos que comienza, y consume altas cantidades de alcohol y cocaína. Este paciente ha asumido un papel paternal con esta novia, intentando ponerle los límites que los papás nunca le han puesto y asumiendo la responsabilidad de cuidarla… sin embargo, después de más de un año en esta relación, él mismo no está logrando “manejar la situación”, según sus propias palabras, que se está saliendo totalmente de control. Es decir, él ya no sabe cómo frenar esa relación, en la que es evidente que él también está en peligro.

No fue un sueño el que denunció esta situación, fue un evento que pudo terminar trágicamente en un accidente a altas horas de la madrugada. La psique se encargó de mostrar este peligro, que él ya veía racionalmente, pero que no había confrontado en toda su dimensión.

Un análisis simplista de este episodio no pasaría de “tienes que estar más concentrado al manejar” o algo por el estilo. Pero una mirada simbólica muestra cómo su momento psicológico se expresó en una situación externa de alto riesgo. Él ya no sabe cómo “frenar ese carro”, que es un símbolo de una relación descontrolada y peligrosa.

Es muy común oír que las personas se quejen de que siempre les pasa lo mismo. Las mismas situaciones se repiten una y otra vez en sus vidas, y es frustrante porque parece que fueran coincidencias desafortunadas. Si me preguntan las coincidencias no existen, nada sucede sin un correlato interno.

Lo que puede ayudar enormemente es tratar de entender esa situación que tanto se repite como si fuera un sueño, e incluso narrarla de esa manera: “soñé que…”. Este simple ejercicio da una mirada totalmente distinta de los hechos supuestamente objetivos de nuestras vidas. Cuando el mismo evento se repite una y otra vez, nuestra psique está usando el mismo mecanismo de los sueños recurrentes, no dejaremos de soñar o de vivir la misma cosa hasta que le pongamos atención e intentemos entender su contenido simbólico (ver en este blog: la función adaptativa de los sueños recurrentes, agosto 2009).

Esta mirada simbólica es una de las características de la psicología junguiana y en mi experiencia enriquece enormemente no sólo la práctica clínica, para quienes nos dedicamos al análisis, sino también la propia vida.

Recuerdo siempre cuando decidí venir para Brasil. Todo fue tan rápido que en cuestión de dos meses tuve que dejar toda mi vida en Bogotá resuelta para venir a Rio. Justo en esa época recuerdo que mis vecinos comenzaron una obra, y todo el día había un ruido desesperante de taladros y martillos. Pero eso no llamó especialmente mi atención, hasta que en mi oficina, en la misma época, me encontré exactamente con lo mismo, gracias a una remodelación. Hasta ahí, parecía una desafortunada “coincidencia”, entonces intenté escapar del ruido y me fui a trabajar con mi portátil a una cafetería dentro de la universidad… pero ¡adivinen! claro que no podía faltar la obra y el ruido de construcción cerca. En ese momento ya era demasiado… pero como para dejarlo bien claro, ese fin de semana fui a almorzar a un restaurante al que normalmente iba y ya no fue ninguna sorpresa encontrarme con mi amigo el taladro, literalmente ¡hasta en la sopa!

Fue entonces cuando entendí que mi propia psique estaba en plena reconstrucción, en obra día y noche, para adaptarse a una nueva realidad totalmente diferente a la vivida hasta el momento. Mi viaje era inminente y mi psique se estaba remodelando…

Así que días después viajé siendo ese un momento de cambio dramático en términos psicológicos. El Unus Mundus alquímico se presentaba ante mis ojos (¡y mis oídos!) de la manera más evidente.

Obviamente, este es un caso extremo, pero en nuestras vidas diariamente ocurren decenas de eventos como este que simplemente no percibimos. Y está bien, ¡no se trata de enloquecernos tratando de entender todo lo que pasa o deja de pasar! Pero sí se trata de estar atentos a esos momentos de conjunción psicológica afuera y adentro, porque finalmente, cerrando con Calderón de la Barca, “… toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”.

martes, 28 de septiembre de 2010

¡Cumpleaños Feliz!

Hoy está de cumpleaños Inconsciente Conectivo y debo decir que fue un buen año. Aunque continuo sin escribir lo suficiente, han comenzado a pasar cosas interesantes.

El año pasado, como parte de la celebración del primer año, propuse el primer grupo de estudio virtual abierto sobre Jung y en el primer semestre de 2010 abrí un segundo grupo sobre “El Hombre y sus Símbolos”.

Las dos experiencias fueron excelentes, contando con la participación constante y comprometida de personas de varios países, con quienes me encontré virtualmente cada semana para aprender juntos sobre Jung.

Estas experiencias han mostrado que internet nos permite ir más allá de cualquier frontera cuando tenemos un objetivo común.

Lo mejor del asunto es que parece que esto de los encuentros virtuales es contagioso, porque otras personas están comenzando a diseñar sus propios cursos y grupos en la red. Desde Brasil, el Doctor Walter Boechat ofrecerá un curso virtual sobre el Libro Rojo y el Doctor Jorge Braga está diseñando un curso sobre Alquimia. Estos cursos serán ofrecidos en portugués, para quien se anime a participar.

Pero para los hispanohablantes, es un verdadero placer anunciarles que el Dr. Juan Carlos Alonso, presidente de la Asociación para el Desarrollo de la Psicología Analítica en Colombia – ADEPAC, estará ofreciendo un grupo de estudio al final de este año para los miembros de la asociación. Para quienes estén interesados en participar y aun no hagan parte de ADEPAC, pueden entrar en contacto con adejungcol@yahoo.com. No es necesario ser psicólogo o psiquiatra, lo importante es estar interesado en la Psicología Analítica y su fundador Carl Gustav Jung.

Creo que estas oportunidades de integrar nuestros países por medio de la red son realmente importantes, y creo también que América Latina está ávida de encontrar espacios de aprendizaje y discusión sobre estos temas.

Inconsciente Conectivo ya tiene más de 9700 visitas en 35 países y estoy segura que este es sólo el comienzo. Créanme que, desde acá, sigo pensando en maneras de crear puentes con personas que quieran compartir sus valiosos conocimientos y su experiencia con todos nosotros.

Como en todo principio, las cosas se toman su tiempo, pero terminar este año con la posibilidad que analistas tan reconocidos en nuestra área comiencen a abrirse al mundo ya es bastante satisfactorio.

Gracias a todos por seguir leyendo, comentando y aportando a este blog y a las iniciativas que de él han surgido. Espero que este nuevo año siga trayendo muchas cosas interesantes para todos nosotros.

¡Un abrazo desde Rio!

sábado, 25 de septiembre de 2010

Casi pura ficción

“Quien mira hacia fuera sueña,
quien mira hacia adentro despierta.”
C.G. Jung

Está bien, está bien, voy a escribir sobre Inception (El Origen). No es que tenga una horda de seguidores pidiéndome que escriba sobre la película de Nolan, tal vez no. La verdad es más un pequeño conflicto propio, que finalmente espero resolver escribiendo este post.

Lo primero que quiero decir es que la película me pareció muy buena, muy bien hecha y muy entretenida. Ahora, tengo mis problemas con la manera como aborda el tema de los sueños, pero eso puede ser puro “mamertismo” como decimos en Colombia, así que no voy a entrar en detalles aburridos.

Tampoco quiero dar una interpretación junguiana y debatir sobre las infinitas posibilidades de la película, sobre lo que es real o no, ni sobre el incierto final. Creo que la red ya está bastante saturada con posts sobre estos temas.

Lo cierto es que ya que el tema de los sueños dio pie para una súper producción de acción, la película me sirve como excusa para abordar temas interesantes, por lo menos para mí.

Aunque la posibilidad de entrar en varios niveles de sueños por medio de una máquina es pura ficción, por lo menos por ahora, lo que no es ficción es la posibilidad de tener sueños lúcidos.

Básicamente todos hemos tenido esta experiencia en un sueño, cuando espontáneamente nos damos cuenta que estamos soñando, aunque normalmente esto no cambia en nada nuestro sueño, que continua como cualquier otro.

Sin embargo, es posible entrenarse para tener sueños lúcidos voluntariamente y lograr un nivel de consciencia durante el sueño que nos permita “soñar despiertos”. Imagínense esta escena: están en medio de un escenario completamente onírico, a su alrededor están pasando cosas que serían totalmente imposibles en la vigilia, pero ustedes están despiertos, conscientes de lo que está pasando… increíble ¿no? Pero posible.

Existen técnicas para entrenarse en los sueños lúcidos. Lograrlo es increíblemente difícil, porque en el momento en el que nos damos cuenta que es un sueño, entra la consciencia y despertamos. Se requiere una enorme disciplina y entrenamiento para lograr continuar dormidos cuando tenemos consciencia en nuestro mundo onírico.

Sin embargo, quienes lo han logrado (personalmente sólo he alcanzado niveles superficiales), relatan las más increíbles situaciones, donde no existe ningún límite para la consciencia, donde es posible volar, conocer cualquier lugar del mundo, conversar con cualquier ser sobre la tierra y fuera de ella, convertirse en un animal, o en un árbol, o en un río… en fin, no hay límite posible para quien despierta en el inconsciente. ¿En qué se diferencia esto de un sueño corriente? En que, en este caso, hacemos todo esto por nuestra propia voluntad, siendo los “dueños” de nuestro sueño.

Aunque esto suene bastante extraño para nuestros estándares occidentales cartesianos, estas posibilidades no son ninguna novedad. Los chamanes mexicanos, por ejemplo, durante mucho tiempo han dominado estas técnicas. De hecho, ellos van más allá logrando entrar conscientemente en los sueños de otros para curar enfermedades y resolver problemas. Por eso algunos chamanes se van a dormir muy temprano, porque “tienen que trabajar”.

Es posible entonces tener conversaciones reales con personas que entran en nuestro inconsciente por su propia voluntad, y recordarlo como si fuera un sueño común al otro día. Sólo que quien entró en el sueño será capaz de decirnos exactamente cómo fue ese sueño y las conversaciones que sucedieron en él.

Sé que esto suena bastante insólito, pero no me parece mucho más raro que un grupo de gente conectada a una máquina, entrando en el inconsciente de una persona, en un sueño diseñado por otra… (para quien no ha visto Inception, esto es más o menos lo que pasa).

Claro que no se espera que el espectador crea lo que ve en la película, aunque tenga su fondo de realidad, entre otras cosas porque los sueños lúcidos todavía parecen ficción para la mayoría.

Estos temas siguen siendo totalmente ajenos a nuestro contexto, y tristemente sólo una súper producción como Inception es capaz de generar un interés masivo, aunque pasajero, en los sueños.

En todo caso Inception es CASI pura ficción.


PD: Por cierto, ¡el martes cumple dos años inconsciente conectivo!