En la edición de junio de Scientific American se publicó un artículo escrito por Jesse Bering, director del Instituto de Cognición y Cultura en la Universidad de Queen en Irlanda del Norte, llamado “Soñando sin sentido: el enigma evolutivo del contenido de los sueños” (http://www.scientificamerican.com/article.cfm?id=evolutionary-enigma-dream).
Bering comienza su artículo citando varios de sus sueños y luego se pregunta por qué el cerebro produce esas imágenes absurdas, llenas de emociones intensas y paisajes surreales que para él son “basura narrativa”. Así que busca una explicación desde el punto de vista evolutivo y se pregunta cuál es la función adaptativa de los sueños.
Vale la pena mencionar algunas de las teorías citadas en el artículo. Fred Snyder propone que los sueños funcionarían como una especie de “protector de pantalla”, estimulando al cerebro para mantenerlo “en forma” durante largos períodos de inactividad. De esa manera el cerebro seguiría produciendo ciertos neurotransmisores mientras algunas regiones del cerebro permenecen inactivas. Esta teoría se basa en que el contenido del sueño no tiene ninguna importancia mientras el cerebro se mantenga en actividad. Frente a esto me pregunto, ¿por qué entonces no aparece simplemente una misma imagen noche tras noche, como en el computador?
Otra teoría evolucionista, propuesta por el antropólogo Don Symons, afirma que los sueños permiten una simulación de resolución de problemas, siendo un ambiente ideal y seguro para enfrentar amenazas reales del ambiente. Sobre esta teoría específicamente me pregunto, ¿acaso todos los sueños tienen que ver con amenazas y posibles peligros del ambiente?, ¿cómo explica esta teoría los sueños eróticos y la innumerable variedad de sueños placenteros por ejemplo?
Por último, William Dement de la Universidad de Stanford, realizó un experimento con cientos de estudiantes para demostrar que los sueños pueden cumplir un rol de resolución de problemas. Algunos lograron resolver un problema de secuencia lógica en sus sueños, lo que permitió mostrar que las teorías basadas únicamente en el funcionamiento fisiológico del cerebro son reduccionistas. En esto estoy totalmente de acuerdo, pero agregaría que la resolución de problemas es sólo UNA de las muchas funciones de la actividad onírica.
Finalmente el autor del artículo resalta que cada una de estas teorías puede tener algo rescatable pero ninguna de ellas da una explicación sobre los sueños recurrentes, aquellos que se repiten una y otra vez, algunas veces durante años.
Para seguir en la lógica evolucionista del artículo, mi posición es que los sueños recurrentes tienen un enorme valor adaptativo.
Bering cita un estudio realizado en 2006 publicado en la Revista Consciousness and Cognition, en donde se realizó un análisis de 212 sueños recurrentes de los participantes en el estudio cuya edad iba de 18 a 81 años. Los resultados sobre los temas de estos sueños recurrentes son interesantísimos: Escapes y persecución (25,9%), accidentes y desgracias (19,7%), agresión y violencia (19 %), dificultades físicas (17%), dificultades emocionales (7.5%) y desastres (3,4%).
Según mi experiencia y como lo confirma este estudio, los sueños recurrentes son generalmente una señal de alarma. Son sueños que muestran amenazas y problemas en algún área de nuestra vida. Es por eso que se repiten. El inconsciente está mandando un mensaje una y otra vez y no dejará de hacerlo hasta que la persona haga algo al respecto. Muchas veces ese “hacer algo” comienza por entender qué es lo que está amenazando nuestro equilibrio psíquico.
En este sentido, podríamos decir que los sueños recurrentes tienen un papel adaptativo tan importante como el de la sensación de dolor. Si tenemos una infección en algún órgano del cuerpo y no sentimos dolor, probablemente no vamos a notar que hay un problema y no vamos a hacer nada al respecto, lo que después de un tiempo podría llevar a complicaciones tan graves que estaríamos en riesgo de muerte. De esa manera, el dolor nos alerta sobre un problema y nos lleva a tomar cartas en el asunto.
De la misma manera, los sueños recurrentes tienen un altísimo valor adaptativo porque nos muestran un peligro o una amenaza que debemos atender para asegurar nuestra salud mental, sin la cual no existe posibilidad de adaptación.
Probablemente algunos de ustedes han tenido la experiencia de tener sueños recurrentes y lo más interesante es que cuando nos preocupamos por entenderlos y hacer algo al respecto los sueños cambian y comenzamos de nuevo a soñar con contenidos diferentes cada noche.
Sin embargo, también es usual que la persona les presente atención inicialmente y los sueños recurrentes desaparezcan, pero si esta actitud de atender el problema se deja de lado, el mismo sueño reaparecerá una y otra vez. Esto sucede porque el inconsciente no se da por vencido cuando se trata de alertarnos, la psique necesita equilibrio para funcionar bien.
Ahora, uno podría preguntarse, ¿por qué hay personas que no le prestan la menor atención a sus sueños y se desenvuelven normalmente en su vida, en su trabajo, con su familia? Mi respuesta a esa pregunta es que en esos casos de personas bien adaptadas el inconsciente en todo caso está haciendo su trabajo y los sueños no son su único medio de expresión. Sin embargo, para mí tener los sueños y no aprovecharlos es el equivalente a tener otro brazo y no usarlo… ¿por qué dejar de lado una herramienta tan útil cuando todos tenemos acceso a ella?
Por todo lo anterior, es claro que los sueños tienen un importante papel adaptativo desde el punto de vista fisiológico, pero quedarse únicamente en esa explicación es desconocer la enorme riqueza del contenido inconsciente gracias a la cual podemos adaptarnos y desarrollarnos psicológicamente. La actividad onírica no sólo cumple una función orgánica sino también psicológica. Y para entender esto es necesario tener en cuenta el contenido de los sueños que, en mi opinión, no tiene nada de “basura narrativa”.