lunes, 8 de junio de 2009

Ulises, el héroe inmigrante

Por razones académicas, últimamente he estado investigando sobre la problemática del inmigrante y su proceso de adaptación.

Para mi sorpresa, me encontré con que existe una nueva condición clínica, que contempla los problemas de salud mental asociados a la situación específica del inmigrante que no logra adaptarse a su nuevo entorno: El Síndrome de Ulises.

Claro que no es una coincidencia que este síndrome lleve el nombre del héroe de La Odisea. Ulises es el inmigrante por excelencia, el navegante que siempre está anhelando volver a Ítaca. Su jornada corresponde al viaje del héroe, descrito por Joseph Campbell, en su libro “El Héroe de las Mil Caras”.

En diversas mitologías, religiones y expresiones del folclor de los pueblos, aparecen repetidamente las características propias del arquetipo del héroe. Campbell, identifica y describe las etapas del viaje del héroe, en diferentes culturas a lo largo de la historia.

Pero ¿qué tiene que ver el viaje del héroe con nosotros? Bueno, todos nosotros somos viajeros, ya sea en el sentido literal de desplazarnos de un lugar a otro, o en el sentido simbólico de emprender nuestra jornada de desarrollo psicológico.

En este sentido, el inmigrante no sólo emprende el viaje literal sino también el simbólico. Su viaje es una enorme oportunidad de crecimiento y de desarrollo en el camino de la individuación. Es por esto que es posible ver la jornada del inmigrante desde la perspectiva del viaje del héroe.

Desde la mirada junguiana, el viaje del héroe simboliza el camino del desarrollo y la integración de la psique en el Self, la individuación como proceso de diferenciación psicológica en la búsqueda del desarrollo de la personalidad individual.

En la figura de Ulises, La Odisea ilustra de una manera única el arquetipo del héroe y la travesía por el camino del autoconocimiento.

Aunque es muchísimo lo que se puede decir sobre el riquísimo simbolismo de La Odisea, por un lado, y sobre los innumerables factores asociados a la problemática del proceso de adaptación del inmigrante, por el otro, acá sólo quiero rescatar algunos apartes de la Odisea que me parecen importantes en esta mirada sobre el camino del héroe.

Por ejemplo, al comienzo de su viaje, Ulises llega a la tierra de los lotófagos, donde todo es olvidado por quienes comen loto. Pero Ulises no cae en la trampa de comer esta flor, que podría verse como el equivalente a usar drogas para escapar del sufrimiento. Esta problemática es común en algunos casos de inmigrantes que, aunque nunca antes hubieran consumido este tipo de sustancias, comienzan a hacerlo bajo condiciones de presión y pérdida de identidad. Algunas veces es preferible el anestésico olvido a la confrontación con la realidad.

Otro aspecto interesante, es que uno de los factores asociados con el éxito en la adaptación del extranjero es la posibilidad de regresar a su país. Esa esperanza nunca abandona a Ulises y se encarna en la figura de Tiresias, el vidente - ciego (dualidad bellamente encarnada en Borges en nuestros días), que le anuncia su regreso a Ítaca y su reencuentro con Penélope. Sin embargo, para Ulises esa es una posibilidad cada vez más remota y parte de su desesperación tiene que ver con el regreso frustrado que sucede, en su caso, en dos oportunidades.

Pero no todo es desesperanza en el camino de Odiseo, así como en el viaje del inmigrante. En varias ocasiones él encuentra alivio y felicidad, como es el caso del encuentro con Circe y Calipso. Estas etapas del viaje corresponden al momento en el que bajan las defensas y el extranjero comienza a vivir en el presente y a disfrutar de las nuevas posibilidades que el contexto le ofrece, generándose un "sentimiento de identidad remodelado" (Grinberg y Grinberg, 1994) que permite al inmigrante adaptarse a su nueva realidad.

Pero es precisamente esta nueva identidad, la que va a dificultar el regreso al país de origen, como sugiere Campbell en la última etapa del viaje del héroe.

La problemática del regreso es maravillosamente ilustrada por Homero, cuando Ulises recibe la maldición del Cíclope de regresar como un extranjero a su tierra. Es así como Ulises finalmente regresa a Ítaca, como un desconocido y disfrazado de mendigo.

Ese simbolismo de quien ha cambiado tanto que ya no “pertenece” al lugar de origen, también es una metáfora sobre el proceso de crecimiento espiritual vivido en el viaje. Es decir, quien vuelve al punto de partida de la aventura ya no es el mismo que partió. Aunque parece que se retorna al mismo lugar, el regreso es vivenciado por una persona diferente y el punto de llegada es, como en una espiral, el mismo punto, pero ahora situado en un lugar más elevado.

Como viajeros de nuestra psique, todo este simbolismo se aplica también para el proceso de individuación de cada uno de nosotros, navegantes del inconsciente, viajeros en el camino de la individuación.

Dicho esto, la diosa dispersó la nube y apareció el país ante sus ojos. Alegrose entonces el sufridor, el divino Odiseo, y se llenó de gozo y besó la tierra donadora de grano. (Canto XIII)

Nota: Por favor, no dejen de leer el maravilloso poema de Constantino Cavafis, sobre el viaje a Ítaca, que está disponible en este blog en el comentario de la lectora Momo en el post “Todo sucede por sí mismo”. Gracias Momo por ese excelente aporte.

· CAMPBELL, Joseph. El Héroe de las mil caras. México: Fondo de la Cultura Económica. 1949
· GRINBERG, Leon. , GRINBERG, Rebeca. Psicoanálisis de la migración y el exilio. Madrid: Alianza editorial. 1994
· HOMERO. A Odisséia. Trad. E. Dias Palmeira e M. Alves Correia. Lisboa: Sá da Costa.

7 comentarios:

Andrea Parra dijo...

Creo que es importante pensar en la diferencia entre los procesos de adaptación de quienes son inmigrantes voluntarios/as y quienes dejan su país por fuerza mayor (situación económica, violencia, persecución política, etc.) Aunque ambos grupos enfrentan dificultades de adaptación, el segundo realmente enfrenta la imposibilidad de volver, no sólo por los cambios a nivel interno que le hacen "extranjero/a" en su propia tierra sino porque más que iniciar un viaje, carga una condena de destierro sin fundamento.

Mayra Amanda dijo...

Anama, este es quizás de las cosas que escribiste la que más me ha gustado pues está bien ilustrada y relacionada con el sentimiento de ser extranjero. Me identifiqué mucho con lo que escribiste y refleja justamente los sentimientos que están en mi en estos momentos. Me encantó, especialmente, la reflexión que haces con "El regreso" porque lo he visto en muchas personas que han permanecido en Brasil por más de dos años y lo veo reflejado en mi ahora.

Ana María Salazar Villegas dijo...

Hola Andrea, gracias por tu comentario. Sin duda son muchos los factores que hay que tener en cuenta en la problemática del inmigrante y la condición de voluntario o forzado hace una enorme diferencia en el proceso de adaptación.

Te recomiendo la lectura de un autor español que trabaja mucho ese tema, Joseba Achotegui.

Aquí va una de las referencias que me pareció más interesante en la problemática que mencionas:

ACHOTEGUI, Joseba.
(2004). Emigrar en situación extrema: el Síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple. Norte de Salud Mental, n.21, 2004.

Ana María Salazar Villegas dijo...

¡Hola! me alegra mucho que te haya gustado y que te hayas identificado con el sentimiento del inmigrante. Para mí ha sido muy enriquecedor estudiar este tema porque de alguna manera habla de mi propia experiencia y de todos los extranjeros que nos enfrentamos a un proceso de adaptación, a veces con éxito y a veces no.

Un abrazo y gracias por tu comentario.

momo dijo...

Ana, a ti muchas gracias por compartir tu conocimiento con nosotros.

Un abrazo

Lila Sánchez Castaño dijo...

Ana, la verdad no creo en las coincidencias. Por alguna razón que aún debo identificar llegué aquí. Yo también soy Ulises, y traje a mis hijos conmigo.
Ha sido duro, pero no imposible.
Permanecen intáctos en mi memoria los recuerdos de nuestras "citas" a tempranas horas de la mañana.
Ellas permitieron marcar el camino hacia lo que hoy en día soy; y por eso tendré una gran deuda de gratitud hacia ti.
Lo extraño es que creo que estoy en Ítaca...o será que no?
Recibe un gran abrazo.

Ana María Salazar Villegas dijo...

Lila, me alegra muchísimo que las cosas estén saliendo bien en esa jornada que emprendiste. Algunas veces el punto de partida no es el mismo de llegada y de esa forma Ítaca puede estar en cualquier lugar.

Un abrazo y la mejor de las suertes.